Tu cuerpo es elástico, es adaptable; tus formas son perfectas, simétricas y ondulables.
Tus piernas hermosas, largas y lo suficientemente musculadas como para abrirlas hasta el límite, estirarlas hasta los confines de la y pista y dejarlas manejar por las manos de él, tú bailarín. Deja tu cuerpo en sus manos, al fin y al cabo estais compartiendo un sueño, estais bailando.
Tus brazos se transforman en momentos en alas, flotan en el aire mientras los mueves al compás de ritmos diferentes.
Tu cintura, un fino y poderoso mástil que se deja moldear para que gire, para que se doble hacia donde las notas decidan.
Siéntete una marioneta en manos de la música y crea tu baile.
No lo dudes, si puedes soñar, puedes bailar.
